MANIFIESTO FANFARRIA TRANSFEMINISTA

El sonido hace cuerpo y el cuerpo hace mundo

 

Aquí empieza: sonamos.

La Fanfarria Transfeminista se crea en el encuentro de personas inquietas que buscan colectivizarse desde dos pilares: la música y el activismo. El activismo como grito musical y la música como lenguaje de cambio.

Cada martes nos juntamos unas cuantas raras con clarinetes, tambores, trompetas, saxos, flautas, trombones, bombos, cajas o sartenes, voces y gritos para compartir a través del sonido, contarnos qué fue de la semana en nuestro aliento. Soplamos y percutimos para invocar una fuerza que disuelva el sonido reglado, la escucha normal, todo aquello que esté sonando para oprimirnos. 

Esta fanfarria se armoniza en el encuentro. Cada una se afina a través de le otre. Toca escuchando a la de enfrente y canta proclamas a coro y en estribillo, en multitud y en las calles. Porque confiamos en que el sonido que sale del cuerpo llega tan lejos tan lejos como al corazón de la que lo quiera escuchar. 

Por qué sonamos

La Fanfarria Transfeminista suena porque siente: rabia, ganas de cambiar las cosas, alegría de compartir esa rabia y esas ganas con otras personas.

Nuestra lucha es, fundamentalmente, transfeminista, antirracista, anticapitalista: términos para señalar una realidad insoportable de violencia y desigualdad. El sistema productivista y patriarcal, las políticas racistas y coloniales, la represión y el control social, la negación de la crisis climática, son algunos de los tentáculos de un sistema autodestructivo, agravado en la crisis del COVID-19.

Seguiremos saliendo a la calle para protestar contra el racismo institucional, contra las LGTBIQAP+fobias, contra la cultura de la violación, contra el discurso del odio al diferente y las políticas genocidas. Para denunciar la falla estructural del sistema hegemónico y decir que no vamos a soportar más soluciones mercantilizadas, que pasan por salvar a las grandes corporaciones financieras y siguen aumentando las brechas de la desigualdad y denostando a lo público y al cuidado.

Sonaremos por defender la cultura de lo colectivo, la no discriminación de los cuerpos, las redes de apoyo mutuo como bases sostenedoras de la vida. Lucharemos por una economía local y ecodependiente, construída en base a los cuidados. Soñaremos con el mapa borrado y la libre circulación de personas por el planeta. Sonaremos para acallar los discursos del miedo y contagiarnos de afecto.

Quiénes sonamos

La Fanfarria es un espacio abierto. Se trabaja para que no cese de ser un espacio seguro y acogedor a toda elección sexual, devenir de género, personas racializadas, en transición, migrando, de todas identidades, edades, antecedentes, diversidades funcionales, niveles de habilidad musical o forma de vida disidentes. El cuidado desde la escucha atenta es lo que produce nuestra peculiar afinación torcida, herramienta de no exclusión radical de toda vida que quiera sonar en colectivo. No favorecemos el espacio no mixto, pero lo entendemos, respetamos y apoyamos.

Como los huesos de la fruta la Fanfarria transfeminista genera constantemente un corazón de personas que cuidan de sus necesidades. La implicación de las fanfarraras en este corazón se produce de manera orgánica por asistencia a los ensayos,  por escucha a sus miembrxs, por trabajo en armonización de temas musicales…

Nadie cobra de los bolos, el dinero que la fanfarria reciba se utilizará para realizar sus proyectos. Intentamos ensayar en un lugar que esté conectado políticamente con la vida del barrio que lo acoge y de la ciudad. De momento, este espacio es Tabacalera.

Obvio, no hay director de Fanfarria. Su conducción musical será rotatoria y horizontal, durante los ensayos experimentamos, inventamos y aprendemos a sonar juntas en los temas.

Cómo sonamos

La Fanfarria se reúne desde el querer aprender y estar juntes, no tanto desde el saber. Como nuestras experiencias de vida, queremos continuar aprendiendo maneras de hacernos existir, sonando en todas las diferencias que nuestras cuerpas emitan, moviéndonos en su desafine, ruido, distorsión. Es una práctica sin jerarquías, en tanto las más experimentadas y las debutantes nos encontramos sobre la misma estera y aprendemos juntas.

Esta fanfarria es transfeministamente popular, suena desde los cuerpos en la calle, en todas sus sinceras formas. Tocamos en parques y calles, en centros y espacios liberados, de forma constante y en constante movimiento. Es una práctica colectiva, un diálogo en el que las nociones de músicos competentes e incompetentes no existen, o al menos nos hacemos desde ese cuestionamiento. ¿Tenemos los medios para rechazar los papeles que parecen asignarnos, para transgredirlos o alterarlos? Creemos que haciéndonos sonar se puede. ¿Qué ocurriría entonces? Ven, lo estamos viviendo-imaginando juntas.

Desde dónde sonamos

La música y el activismo son dos hilos entrelazados en el hacer de movimientos semejantes a lo largo y ancho del mundo: fanfarrias y bandas musicales que crean un espectáculo participativo para recuperar el espacio público e intervenirlo a través del arte-protesta. La Rude Mechanical Orchestra y el movimiento HONK! festival son fuentes motoras de este movimiento desde el que sonamos.

Nuestras matronas Sylvia Rivera y Marsha P. Johnson nos acompañan en la calle: activistas trans racializadas,  madres del movimiento disidente, a las que homenajeamos desde nuestra popular forma con títeres de gran escala, para que desfilen y exhiban nuestra rabia compartida, y también nuestra alegría en las calles. Ellas parten de una creación artística colectiva y amorosa, estimulada por la tradición teatral del Bread & Puppet y su inspiradora forma de conjugar el arte callejero y el arte del títere.

Qué sonamos

Los temas musicales son arreglos situados en el aquí y el ahora, que mutan durante los ensayos e intervenciones a partir de nuestros oídos y manos transfeministas, para que cuando suenen el patriarcado caiga al instante. Estamos abiertas a los cambios que la situación implique o provoque. 

A través de nuestras selecciones musicales, rendimos homenaje a la magia revolucionaria que el sonido musical y colectivo ha hecho circular a través de nuestra memoria auditiva. Nuestro repertorio, como no podía ser de otra manera, es diverso y transfronterizo, y se construye por el deseo de sus intérpretes, lxs fanfarronxs. Tocamos desde clásicos populares revolucionarios como Anda jaleo, Bella ciao o El paso del Ebro hasta rompepistas de baile con orgullo como Para hacer bien el amor de Raffaella Carrá o I will survive de Gloria Gaynor. Contamos con hits fanfarrónicos como Killing in the name of patriarchy, adaptación transfeminista del tema de Rage Against The Machine o himnos de la música negra  como Hit the road Jack. En construcción, canciones llenas de rabia y fuerza más necesarias que nunca: el clásico del heavy metal We’re not gonna take it,  el tema de enorme fuerza de Janelle Monae, que apuntala los nombres de personas negras asesinadas, HELL YOU TALMBOUT, y acaba con el lema “El silencio es el enemigo, el sonido es nuestra arma”.

Todos los temas los acompañamos de proclamas, a veces escritas desde la fanfarria, que cantamos a coro en las marchas con toda aquella que quiera o necesite gritarlas. 

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